Los obispos de Catalunya, reunidos en Montserrat para conmemorar los 125 años de la proclamación de Nuestra Señora de Montserrat como patrona de la diócesis de Catalunya, han pedido con fervor a la Virgen María que continúe ayudando a la fe y la comunión en el amor de nuestras Iglesias diocesanas, y que otorgue al pueblo catalán el don de la paz, de la unidad y de un progreso auténticamente humanizador, especialmente en estos momentos que está en camino de dotarse de un nuevo Estatuto de autonomía que sustituirá el aprobado en 1979.
Los obispos valoran positivamente todo aquello que el progreso del autogobierno puede aportar a Catalunya: crecimiento del país, apoyo a la lengua y a la cultura propias, fortalecimiento de las instituciones catalanas y mejora de su financiación. Desean que, si el nuevo Estatuto es aprobado definitivamente, sea aplicado con generosidad, con atención a las necesidades reales del país y con sentido de solidaridad fraterna y de respeto mutuo entre los ciudadanos de Catalunya y los del resto de España.
No pueden, sin embargo, los obispos dejar de expresar, una vez más, su preocupación por la manera como el Título primero del Estatuto trata la dimensión ética de la vida, el matrimonio y la familia, la dignidad de la persona humana, la libertad de enseñanza propia de una sociedad democrática y pluralista, y el respeto por los más débiles, sobre todo los no nacidos y los enfermos terminales. El contenido de este Título primero, aunque no establece una normativa y está limitado por el artículo 37.4, patentiza unos criterios que contradicen el espíritu del humanismo cristiano.
Como para otras decisiones de tipo político, será cada persona la que tendrá que hacer un discernimiento justo y equitativo para decidir responsablemente su posición ante el referéndum que se anuncia para dentro de unos meses, sabiendo que de él depende el futuro de nuestro pueblo.
Montserrat, 27 de abril de 2006