Carta Semanal de Josep Miró i Ardèvol: Nacimientos, una catástrofe sin reacción

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Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que España registró el año pasado el número menor de nacimientos desde 1942, recién terminada la Guerra Civil. Ha vuelto a disminuir la tasa de fecundidad situándose en un pírrico 1,26 niños por mujer en edad fértil y continúa por quinto año consecutivo y al alza el déficit vegetativo, es decir la diferencia entre nacidos y muertos. Cataluña no presenta una diferencia sustancial en relación con este escenario. Esta catástrofe demográfica tiene graves consecuencias que no quieren ser asumidas por toda una parte de la opinión que se niega a aceptar que las pensiones, el conjunto del estado del bienestar, la productividad, y por tanto la renta futura, se verá progresivamente afectada por esta situación.

Dos son las causas fundamentales del problema. Una es socioeconómica. España, y Cataluña aún más, es el único país de Europa que no tiene ninguna política de apoyo a la familia y la natalidad. Las consecuencias son evidentes porque tener un hijo cuesta dinero. Y no sólo eso, sino que hará perder dinero en el futuro. Recordemos otra evidencia de que la ideología dominante quiere mantener escondida: la causa determinante de la brecha salarial entre hombres y mujeres es la maternidad. Las madres tendrán una pensión inferior a las mujeres que no han engendrado y esto es una injusticia radical, porque la que habrá hecho una aportación decisiva al sistema público de pensiones será precisamente la madre; la perjudicada.

La segunda causa es de carácter ideológico y se traduce en una moralidad que considera la maternidad como una losa para la mujer que le impide realizarse, al considerar que las uniones no deben consistir en vínculos fuertes, caso del matrimonio, especialmente el católico, sino que deben ser hechos circunstanciales y evidentemente esto se traduce en hogares inestables donde tener un hijo es más complicado. De hecho, casi 1 de cada 2 niños tiene formalmente una madre soltera en España. En el caso catalán, la proporción es aún mayor. En realidad no se trata de mujeres solas, sino que se contabiliza así el hijo que nace en parejas que no han sido formalizadas. Este escenario disuade evidentemente de tener un segundo hijo, y castiga en el futuro a una situación difícil e inestable al que ha nacido.

Los cristianos no podemos observar indiferentes este doble desastre que se ha apoderado de nuestra sociedad. Doble porque en primer término significa el rechazo a la voluntad de Dios que no es otra que el matrimonio como la institución querida por Él, como escribe Romano Guardini en El Señor: «Es Él quien, al crear al hombre y la mujer, los hizo para que se complementaran legítimamente. En concreto el matrimonio es una unión surgida del mismo Dios. Ambos esposos forman una unidad en Dios tan íntima que no son más que una carne de todo».

e-Cristians quiere abrir una reflexión dirigida a la acción para ver qué podemos hacer de cara al próximo año para transformar las políticas y las mentalidades. No lo haremos solos, buscaremos participar con la Iglesia y con otros grupos cristianos. Pero en todo caso, ¡¡¡lo haremos!!!

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