SINTESIS DE NOVO MILLENNIO INEUNTE

Mn. Antoni M. Oriol realiza un resumen esquemático de la Carta del PapaPor su interés reproducimos la síntesis que Mn. Antoni M. Oriol realiza en la revista «Radar Social» de la Carta del Papa, en la que invita a todas las Iglesias, una vez acabado el Jubileo, a seguir unas líneas de actuación.

Introducción: Las metáforas del camino y de la navegación

Al empezar el nuevo milenio y cerrarse el gran Jubileo, se abre para la Iglesia una nueva etapa en su camino. La orden de Jesús: «Mar adentro!» (Lc.5,4) nos invita a recordar con agradecimiento el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza hacia el futuro.

Se debe escuchar aquello que el Espíritu Santo ha dicho a la Iglesia en tiempo jubilar y hay que pensar sobre todo en el futuro que nos espera. El Papa invita a todas las Iglesias a traducir la gracia en unas líneas concretas de acción y quiere ofrecer en esta Carta su contribución para que la Iglesia resplandezca cada vez más en la variedad de sus dones y en la unidad de su camino. El contenido del documento se puede resumir en la trilogía: recordar, contemplar, hacer.

A.- RECORDAR: El Jubileo nos deja una herencia cuyo núcleo esencial es el encuentro con Cristo.

En efecto, el Jubileo:
1.- Nos ha ajudado a percibir el misterio de Cristo en el gran horizonte de la historia de la salvación.
2.- Se ha caracterizado con fuerza por la petición que hemos hecho de perdón, tanto para cada uno individualmente como para toda la Iglesia.
3.- Nos ha llevado a glorificar a Dios por su obra a lo largo de los siglos y, especialmente, en el siglo XX por haber concedido a la Iglesia una gran multitud de santos y mártires.
4.- Ha hecho que innumerables hijos de la Iglesia se hayan acercado a las tumbas de los Apóstoles para profesar la fe, confesar los pecados y recibir la misericordia salvadora de Dios.
5.- Nos invita a recordar el alegre y entusiasmador encuentro con los jóvenes.
6.- Ha congregado, con una participación impresionante, las más diversas clases de personas, grandes en número e importantes en la oración, la reflexión y la comunión.
7.- Recibió un significado determinante con el Congreso Eucarístico Internacional.
8.- Se celebró en la Catedral de San Pedro y en las Iglesias particulares; y obtuvo una importante dimensión ecuménica.
9.- Alcanzó una personalización excepcional en la peregrinación de Juan Pablo II por Tierra Santa.
10.- Fue un gran acontecimiento de caridad.
11.- Y nos dejó una herencia, cuyo núcleo esencial es la contemplación del rostro de Cristo.

B.- CONTEMPLAR: AL TERMINAR EL JUBILEO NUESTRA MIRADA SE QUEDA CLAVADA MÁS QUE NUNCA EN EL ROSTRO DEL SEÑOR

12.- Hay que buscar el rostro de Cristo en los Evangelios.
13.- haciendo, con los discípulos, el camino de la fe,
14.- la cual nos adentra en la proclamación del misterio;
15.- este rostro de Cristo es el rostro del Hijo, doliente y resucitado.

C.- HACER: UNA VEZ PARADOS EN LA CONTEMPLACIÓN DE CRISTO (ORDEN DEL SER), NOS ES NECESARIO CONSIDERAR EL ACTUAR DE LOS CRISTIANOS (ORDEN DEL HACER)

a) Es un hacer que debe avanzar por los caminos de la santidad

16.- Hay que situar el camino pastoral de la Iglesia en la perspectiva de la santidad.
17.- La pedagodía de la santidad exige un cristianismo que se distingue por el arte de la oración
18.- Hay que situar el máximo esfuerzo en la liturgia, cima de la actividad de la Iglesia y fuente de su fuerza.
19.- Es necesario que la pedagogía cotidiana de la comunidad cristiana sepa proponer de manera convincente y eficaz la práctica del sacramento de la reconciliación.
20.- Hay que respetar como principio esencial de la visión cristiana de la vida la primacía de la gracia.
21.- La preeminencia de la santidad y de la oración sólo se puede concebir a partir de una renovada forma de escuchar la Palabra de Dios; al iniciar el nuevo milenio, constituye una prioridad para la Iglesia, nutriste de Ella para utilizarla en el compromiso de la evangelización.

b) Es un hacer que debe testimoniar el amor en la comunión y en la asunción de los retos actuales.
b1).- En la comunión

22.- Es necesario que nuestra programación pastoral se inspire en el nuevo mandamiento y se centre en la comunión (Koinonia) que encarna y a la vez evidencia el misterio de la Iglesia.
23.- Es necesario promover, como principio educativo, una espiritualidad de la comunión
24.- Hay que valorar y desarrollar los ámbitos e instrumentos que aseguren y garanticen la comunión:

a) el Misterio de Pedro y la Colegialidad espiscopal, asegurando la inspiración evangélica;
b) la Cúria romana (reforma), los Sínodos (organización) y las Conferencias Episcopales (funcionamiento);
c) las relaciones entre Obispos, Preveres y Diáconos; entre Pastores y todo el Pueblo de Dios; entre Clérigos y Religiosos; entre Asociaciones y Movimientos eclesiales; en este ámbito se debe valorar, cada vez más, los Consejos presbiteriales y pastorales;
d) el Ministerio ordenado y otros Ministerios, instituidos o reconocidos (catequesis, animación litúrgica, educación de los jóvenes hacia la caridad, etc…);
e) la promoción vocacional al Sacerdocio y a la vida de especial Consagración, a la vez que la vocación propia de los Laicos;
f) la promoción de las Asociaciones tradicionales y nuevas (los movimientos eclesiales);
g) la Pastoral de la familia, hoy especialmente necesaria;
h) el Ámbito ecuménico, en función de la oración de Jesús en el Cenáculo que es, a la vez, revelación e invocación;
i) la práctica de un Amor activo y concreto en cada ser humano, con particular referencia a la persona de los Pobres (antiguas y nuevas pobrezas)

b2) En la asunción de los retos actuales

j) el desequilibrio ecológico, los problemas de la paz, y la constante vulneración de los derechos fundamentales
k) la defensa del respeto a la vida de cada ser humano desde la concepción hasta el fin de sus días, en el marco de las nuevas potencialidades de una ciencia que no ignore las exigencias fundamentales de la ética;
l) la presencia primordial de los laicos en estas tareas, respetando la autonomía y las competencias de la sociedad civil según las instrucciones de la doctrina social de la Iglesia.
m) la puesta en marcha, por iniciativa personal del Papa, de una obra que sea fruto y sello de la caridad jubilar.
n) el cumplimiento del encargo de ser luz del mundo, reflejando, como lo hace la luna respecto al sol, la luminosidad única de Cristo.
o) la puesta en marcha del diálogo interreligioso desde una relación de apertura que no se base en la indiferencia religiosa, sino que proponga, en función de la fidelidad de la «missio ad gentes», el anuncio feliz de Cristo, don para todo el mundo, con el más absoluto respeto hacia la libertad de cada uno;
p) la pregunta que sobre el acogimiento hemos hecho del Concilio Vaticano II, que no sólo es la gracia de Dios que ha beneficiado a la Iglesia en el siglo XX, sino también una brújula de orientación.

Conclusión: debemos caminar y correr!

Cristo contemplado y querido en el Jubileo nos convoca una vez más a caminar con la fuerza del Espíritu de Pentecostes, alimentados con la Eucaristía y acompañados de María, «la estrella de evangelización» (Mujer, aquí tenéis a vuestros hijos!» [cf. Jn. 19,26]) . La puerta, que es Cristo, está más abierta que nunca! Corramos hacia la meta, con el Apóstol, imitando la contemplación de María!

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