15 días con Don Manuel González

Palmero Ramos, obispo de Palencia, nos presenta con agilidad la espiritualidad de su predecesor Don Manuel González (1877-1940), «el obispo de la Eucaristía», un hombre que sorprende por su actualidad y pervivencia del mensaje. Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, su apostolado centrado en la Eucaristía buscaba transformar toda la vida, incluyendo la social y económica y poniendo a los pobres junto al Pobre del Sagrario. Palmero Ramos, obispo de Palencia, nos presenta con agilidad la espiritualidad de su predecesor Don Manuel González (1877-1940), «el obispo de la Eucaristía», un hombre que sorprende por su actualidad y pervivencia del mensaje. Fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, su apostolado centrado en la Eucaristía buscaba transformar toda la vida, incluyendo la social y económica y poniendo a los pobres junto al Pobre del Sagrario.

«¡Huelva! ¿Podéis explicarme como en poco más de tres años se fundan y sostienen un Centro católico con más de 500 obreros, con su Caja de Ahorros y su Monte de Piedad; escuelas gratuitas para mil, entre niños y adultos de uno y otro sexo; un barrio obrero, una panadería económica, una biblioteca ambulante, obras de catecismo, dos talleres de ropa para los pobres, una granja agrícola escolar, dos iglesias en barrios extremos, obras moralizadoras de los presos, secretariado del pueblo…? Es que allí se ha empezado por Él y por Ella. Si salimos a pedir limosna, nos pasamos antes por el Sagrario. si alargamos la mano y nos descubrimos para pedir por los niños, lo nombramos a Él. Si se nos enciende la cara de vergüenza (¡hay que pasarla tantas veces!) nos acordamos de que Él lo quiere.»

También destaca su sencillez y pedagogía, que le hace ver en los niños a grandes maestros para la vida en fe, como explica en sus catequesis con niños de Málaga.

«¿En qué se parece una peladilla al Corazón de Jesús en el Sagrario? Ea, niños, vamos a ver quién saca más parecidos; por cada uno, ¡una peladilla! El que lo encuentre que levante la mano.

-En que la pelaíya y el Corasó de Jezú en la Hostia están vestío de blanco.
-En que los dó son mu durse.
-En que se come.
-En que se come y se quié má.
-En que son una cosa por aentro y otra por afuera.
-En que se puén comé tos los días.

¿Y en qué se diferencian el Jesús del sagrario y la peladilla?

-En que el Corasó de Jesú no cuesta dinero y vale más que toa una confitería
-En que, un poné, si toma uno pelaíya tos los días, se jarta uno de pelaíya, y der Señó, ¡cualquié se jarta!
-En que a la pelaíya le pasá al revé que el Corasó de jesús, está má durse por afuera que por aentro…

-Explica, explícame tú eso. ¿Qué quiere decir?

-Digo que la pelaíya tiene la asúcar por afuera y la almendra por aentro, y la almendra no es tan dulse como la asúca, pero el Corasón de Jesús hace al revés, que se pone la asuquita aentro…

-¿Y por qué sabes tú eso?

-Pos miusté, Señolobispo; cuando yo empecé a comulgá y a í por la tarde a la visita, iba porque, ¡Qué sé yo!, porque me yevaban, porque me desían que el Niño Jesú me iba a dá muchas cosa güena, pero iba yo porque sí, sin fijarme ni sentí casi ná, y hasta maburría, y ahora, ¡la verdad, me gusta má í y estarme ayí y resarle y pedirle y miusté, parese que sale un aire o una cosa del Sagrario que le deja a uno pegao al suelo; mientras más voy ¡más pegao!»

Siguiendo la colección «15 días con…», el libro presenta la sabiduría de Don Manuel en quince puntos para ir transformando y tocando al lector: la eucaristía, el Corazón de Jesús, la misericordia, María, confiar, vivir el Evangelio, orar, la liturgia, el sacerdocio, ser apóstol, ser catequista, amar a los demás, solidarizarse, estar alegre, saber vivir en paz… Una sabiduría vivencial, teología a pie de calle, oraciones y experiencias para dejarnos transformar, día a día, siguiendo la dirección del Sagrario indicada por el obispo Manuel.