Palabras de Mons. Lluís Martínez Sistach, Arzobispo metropolitano electo de Barcelona

Queridos,

En estos momentos mis primeras palabras son para expresar mi plena confianza en el Señor, Cabeza y Pastor de la Iglesia, pidiéndole que me otorgue sus dones para entregarme plenamente a este servicio que me ha confiado de pastor de la Iglesia de Barcelona, en la cual recibí la vida cristiana y la vocación sacerdotal. Doy gracias a esta Iglesia diocesana por todo lo que me ha dado durante un largo período de mi vida sacerdotal y episcopal, y me comprometo a servirla con amor y plena disponibilidad. Agradezco al Santo Padre la confianza que me ha manifestado con este nombramiento.

La espiritualidad de disponibilidad y de servicio a la Iglesia, que desde mi ordenación presbiteral he intentado vivir con la ayuda de Dios, ha motivado que haya aceptado este encargo. No me ha sido nada fácil. Me ha animado a ello la confiança en la colaboración de los queridos sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos y laicas – con muchos he trabajado durante años – para llevar a cabo todos juntos un trabajo pastoral que responda a lo que el Señor quiere y espera de la Iglesia y para dar respuesta a los retos y a las necesidades de los hombres y mujeres de hoy. Tomad posesión de mi. Yo cuento con todos vosotros. Us saludo muy cordialmente a todos y pido al Señor desde ahora por todos, especialmente por los enfermos, los pobres y los más necesitados. Saludo también al Sr. Cardenal Ricard Mª Carles que ha dedicado catorce años de su ministerio episcopal al servicio de la diócesis de Barcelona.

Los momentos no son fáciles. Pero la Iglesia ha de realizar su misión de anunciar la buena nueva de Jesús sean cuales sean las circunstancias. Con vuestra colaboración y participación iremos haciendo de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión en la diòcesis metropolitana de Barcelona, en la nueva provincia eclesiástica y en la región pastoral de la Tarraconense. Estoy seguro que el espíritu eclesial de los sacerdotes y de todos los fieles ayudará a superar las dificultades y contribuirá a intensificar con renovada esperanza la tarea evangelizadora que se está realizando, que es muy urgente y que ha sido la motivación y el contenido del Concilio Provincial Tarraconense de 1995.

La Iglesia es una familia que tiene la protección maternal de María. Pido a la Madre de Dios, bajo las entrañables advocaciones de la Merced y de Montserrat, que en este nuevo servicio eclesial que el Señor me pide de arzobispo metropolitano viva y ayude a vivir a todos los diocesanos aquellas palabras que María dijo en las bodas de Canà: «Haced todo lo que Jesús os diga».

Tarragona, 15 de junio de 2004

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