El arzobispo de Barcelona pide a los diocesanos que recen por la lluvia

El arzobispo de Barcelona ha pedido a los diocesanos que en las Eucaristías diarias que se celebran en la archidiócesis se hagan preces para pedir que llueva. Esta iniciativa llega cuando hace más de 90 días que no se registra ninguna precipitación en la región metropolitana de Barcelona. A continuación, se facilita el contenido íntegro de la carta de monseñor Omella dirigida a todos los diocesanos y diocesanas:

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

 

Una de las grandes preocupaciones, no sólo de los que viven en el mundo rural sino también en las ciudades, y no sólo en estas tierras de Cataluña sino también en el resto de España, es la falta de lluvia, la gran sequía que padecemos.

 

No quisiera dejar pasar más tiempo sin hacerme eco de esta preocupación. Quiero hacer realidad, una vez más, lo que proclama el Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual: «El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de todos los afligidos, son también gozo, esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo y no hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón». (GS 1)

 

Os pido a todas las comunidades de la archidiócesis que os hagáis eco de la preocupación por la sequía. Apoyándonos en las palabras de Jesús, «lo que pidáis al Padre en mi nombre yo os lo concederé» (Jn 14, 13), y en el ejemplo del profeta Elías, tal como lo recoge el apóstol Santiago en su carta: «Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Después oró de nuevo y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto» (St 5, 17-18), os pido que hagáis preces, diariamente, en la Eucaristía, para pedir la lluvia; incluso podríais organizar rogativas con la misma intención (*). Sólo el Señor es capaz de cambiar el devenir de las cosas. Él quiere contar, ciertamente, con nuestra ayuda pero, muchas veces, nuestra ayuda no puede ser otra que pedir insistentemente, como la viuda inoportuna del Evangelio.

 

Ojalá que nuestra oración sincera, confiada y perseverante pueda alcanzar la tan deseada agua para los campos, pueblos y ciudades. Ojalá que de la necesidad de esta agua de lluvia seamos capaces de pasar a desear, acoger, el agua viva del Espíritu que Dios concede siempre sin medida.

 

Con mi afecto y bendición,

 

 

† Juan José Omella Omella

Arzobispo de Barcelona

 

(*) En la oración de los fieles de la Eucaristía, en la oración de vísperas de la liturgia de las horas, y también en la oración personal, se sugiere el siguiente texto: “Por la lluvia que ha de traer el agua que nuestra sociedad necesita: que Dios, providente y bueno, nos la conceda como una bendición que baje del cielo hasta nosotros”.

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