De ForumLibertas.com
Es una evidencia que sin reconocer la realidad no podemos transformarla, de la misma manera que sin diagnóstico correcto no hay curación. Y transformarla, además, en el sentido del mandato de Jesús, que viene a curar a los enfermos, que de hecho somos todos, y que por tanto nos manda no quedarnos satisfechos en nuestros reductos, convencidos de nuestra sabiduría y salvación, y nos manda ir al mundo a iluminarlo, a ser fermento, en vez de quedarnos encerrados en la alacena. Con palabras distintas, los papas han insistido una y otra vez sobre ello, desde la Nueva Evangelizaciónde Juan Pablo II a la Iglesia en salida de Francisco. Y esto ha entrañado nuevas y positivas realidades, pero aún hay demasiado encastillamiento con un sustrato nada bueno, porque en su trasfondo late una cierta soberbia, consciente o no, pero soberbia, de quien se sabe en poder de la verdad y vive tranquilo confinado con ella, en lugar de desvivirse para presentarla allí donde no está presente. Leer más.