Josep Miró i Ardèvol para La Vanguardia
Otro mundo es posible. Esta idea, convertida en eslogan se ha extendido hasta cristalizar en un lugar común, que expresa, sobre todo, un deseo indeterminado, más que un proyecto bien establecido. ¿Cómo se define este otro mundo?
A mi parecer hay una respuesta cercana y al alcance, que posiblemente por su proximidad y a la vez desconocimiento real, no tomamos en consideración. Se trata de la alternativa cultural cristiana, que debería presentarse a todos, con convencimiento y sinceridad, y de manera completa, cosa que pocas veces se hace. Cierto que hay un determinado porcentaje de población, del orden del 30%, que rechazan de plano y de manera absoluta toda referencia cristiana, pero esto no debe ser óbice para que no se plantee esta opción al 70% restante, como una forma de entender la vida y la sociedad. Leer más.