El impulso cristiano existe cuando se promueve

Apreciado amigo/Apreciada amiga:

Vivimos un tiempo en el que las personas de iglesia, los cristianos, presentan una imagen de poco empuje y más bien, incluso, un poco deprimida en la que las lamentaciones y las críticas sustituyen a la esperanza y a la alegría. Naturalmente, hay excepciones y son numerosas, y son notables. Son brasas que arden, y esto demuestra que el calor existe, pero que todavía no tiene fuerza para generar el incendio de la fe. Mientras los cantores de la derrota, los racionalizadores del encogimiento y los que celebran ser un pequeño rebaño como si no quedara claro que una empresa pequeña es aquella que no ha podido crecer, dominan bastante el territorio. Como también lo hacen en nuestras iglesias locales este perfil de ideas que confunden aproximarse al mundo a base de prescindir de la razón por la que los cristianos estamos en el mundo, que es proclamar que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Que es señor del tiempo y de la historia y que sólo a través de su seguimiento, el ser humano se realiza en plenitud. Esta voluntad del mensaje cristiano es muy visible, por ejemplo, en parte de la escuela cristiana en algunas congregaciones, en las que Jesucristo no es que ya no sea el centro, sino que sencillamente está desaparecido, sustituido por juegos malabares que apelan a unos valores inconsistentes, porque de poco sirven cuando no hay una conciencia en clave religiosa de la que colgarlos.

Pero el impulso se produce cuando hay iniciativa, cuando se remueven las aguas de la tranquila pecera porque desbordaron sus estrechos límites. Y una nueva constatación la podemos encontrar en la I Asamblea virtual del digital ForumLibertas celebrada este martes 13 de julio, que ya lleva 17 años de presencia y testimonio. Cerca de 200 personas de España y América Latina, porque este es el ámbito del digital, participaron en esta Asamblea que tenía un objetivo concreto: transformarlo en un instrumento al servicio de la construcción de una alternativa cultural cristiana, es decir, de la construcción de un nuevo marco de referencia estructurado en torno a las ideas propias del cristianismo, que construye un relato que presenta una vida y un mundo mejor a partir de estas ideas fuerza y ​​se dirige al conjunto de la población tanto si es creyente o no, porque el proyecto cultural, si bien nace de la fe, no necesita la fe para ser asumido.

e-Cristians comparte plenamente esta iniciativa de un digital, que si viene es independiente de nuestra organización, presenta una clara afinidad de ideas. En este sentido es pertinente recordar los tres ejes de trabajo de la Asamblea extraordinaria de e-Cristians que preparamos para después del verano:

  • El primero, impulso o evangelización que comienza haciendo entender a nuestros compatriotas del pueblo de Dios que la primera tarea que tenemos encomendada individual y colectivamente es la de evangelizar y que esta acción está fuera del área de confort de nuestros ámbitos católicos.
  • El segundo es precisamente el de la alternativa cultural cristiana porque si no cambiamos el marco de referencia de esta sociedad que expulsa y denigra el hecho cristiano, la evangelización se hace muy difícil. Alternativa cultural cristiana también para recuperar lo que ha sido a lo largo de 20 siglos la característica del cristianismo: generar una cultura, una civilización que se ha extendido más allá de la fe hasta configurar nuevas sociedades a lo largo de los siglos y de los diversos territorios hasta extenderse por todo el mundo.
  • El tercer eje, intervenir en las instituciones y organizaciones políticas para conseguir que los contenidos de la concepción cristiana de la doctrina social de la iglesia tengan una traducción en la política y las leyes. Algunos simplifican esta idea y la traducen diciendo que se trata de querer hacer un nuevo partido político confesional. Es un error de interpretación grande, porque es a través del proyecto cultural y de la organización de una corriente social cristiana en la sociedad que tenemos que intervenir en el ámbito político, y eso no significa crear un partido que vaya a las elecciones. No excluye ir a las elecciones, pero no está en nuestro objetivo crear ningún tipo de partido, sino poner fin a la extrema marginalidad que tiene el cristianismo a la hora de establecer políticas y leyes que marcan nuestra existencia.

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