Misión, alternativa y acción cristiana
¿Hay que librar la batalla cultural? ¿De la cultura pensada a la cultura vivida?
22 marzo 2021
Buenas tardes y muchas gracias por su invitación a participar en este seminario sobre la batalla cultural.
- Después de haber escuchado buena parte de las intervenciones precedentes, todas ellas de un gran interés, me he preguntado qué más podía decir en 10 minutos que fuera útil. Mi cavilación me ha conducido a tres preguntas.
- ¿Cómo hemos llegado hasta la actual situación?
- ¿Podía haberse evitado?
- Y la tercera y decisiva, ¿qué hacer ahora?
- Me centraré en la tercera por una evidente razón de tiempo, pero antes diré algunas palabras sobre las dos cuestiones que la preceden.
- Sobre el cómo hemos llegado hasta aquí, sobre el diagnóstico, aíslo y señalo unos ejes explicativos:
- La causa fundamental radica en la concepción desvinculada, y su hegemonía cultural y política. Dediqué un libro, La Sociedad Desvinculada, a este tema en 2014.
- Esta concepción ha asentado un orden de razón instrumental radicalmente nuevo, que ha dado lugar a grandes rupturas en todos los ámbitos, y ha causado la acumulación de grandes crisis irresueltas, si bien la ruptura más importante ha sido la desvinculación de Dios.
- Así mismo, se ha producido una gran alianza política de naturaleza objetiva a favor de esta cultura de la desvinculación, formada por el capitalismo liberal cosmopolita no perfeccionista, y el progresismo de género.
- Un factor clave en todo esto, ha sido y es, la debilidad del sujeto cristiano. La consecuencia es la marginalidad y marginación del catolicismo, convertido en un relato contracultural. No voy a entrar en los factores que la generan, que son diversos, y sí solo señalar, por su importancia decisiva en España, la pérdida de la política como valor de salvación, a pesar de que toda su doctrina social señala el camino opuesto, y también por el importante hecho de que la política determina opciones culturales y morales. La política no aparece como un espacio donde extender el Reino de Dios.
- Refiero un solo dato que dice mucho de esta debilidad: la conversión sin voces de denuncia, de nuestro estado neutral y colaborativo con las confesiones religiosas, y en especial la católica, en un estado de práctica atea, basado en la cancelación de Dios del espacio público-político.
La respuesta.
- Y dicho lo anterior, abordo la cuestión del qué hacer.
- Una observación previa: desde la práctica social no se puede separar la cultura de otros dos planos: por arriba, digámoslo así, el de la fe, y en paralelo el lado de la política.
- Si el sujeto cristiano es débil es necesario reconstruirlo, y la única manera de hacerlo es mediante la acción porque ella es portadora de sentido. Se trata de un acto humano cuya práctica requiere de los dones del Espíritu Santo y de las virtudes cristianas.
- Acción en tres planos orgánicamente distintos, pero íntimamente conectados: la misión evangelizadora, la alternativa cultural, y la acción política social cristiana. Misión, alternativa y acción.
- España es un país para evangelizar de nuevo, es un país de misión. La misión es extender el Reino.
- Y esta misión choca con dos grandes adversidades: el marco de referencia cultural y político de la desvinculación y cancelación de Dios, y las estructuras de pecado, muy poderosas, y en buena medida fruto de leyes.
- La batalla cultural consiste en una alternativa. De contraculturales a alternativos. Y una alternativa debe de poseer un buen relato dirigido a todos. La tarea de construir este relato es urgente.
- Sobre dicho relato solo voy a decir ahora unas pocas cosas.
- Debe practicar un diagnóstico crítico, sistemático de todos los males que nos aquejan, de las crisis acumuladas, porque todas ellas son fruto de la cultura y el poder desvinculado, y de la alianza política que la promueve.
- Debe presentar la concepción y la mentalidad cristiana como alternativa integral al desastre. La mentalidad cristiana es fruto de una fe, pero surge también en la increencia, solo como cultura. El último y extraordinario libro del historiador Tom Holland, Dominio, permite rastrearla con claridad a lo largo de la historia. Es una conciencia, pero también un tensor, un horizonte de sentido, un marco de referencia. Se forja en la práctica de unas virtudes específicas.
- Todo esto ha de significar el relato, que debe mostrar que todo lo existente sería muy distinto y mucho mejor con el proyecto cultural cristiano.
- La tercera referencia sobre la alternativa cultural se refiere a Habermas, quien ya ha sido mencionado en una intervención anterior. La alternativa debe plantear abiertamente, que los ciudadanos secularizados no tienen derecho a rechazar el verdadero potencial de las cosmovisiones religiosas, ni discutir el derecho de los conciudadanos creyentes a hacer contribuciones a las discusiones públicas en su lenguaje religioso.
- La cuarta consideración es que la alternativa debe extender e intensificar el debate sobre la vida humana y su dignidad, porque en las actuales condiciones posee una extraordinaria capacidad transformadora.
- La alternativa cultural siempre quedará como reactiva si no accede a la legislación y a las políticas públicas. El catolicismo español ha olvidado la ley de la contienda política que dice que todo movimiento, concepción, que no tiene algún tipo de presencia y representación en las instituciones políticas, queda confinado a los márgenes.
- Es una omisión grave seguir renunciado a la política. Solo hace falta observar cómo van cayendo las fichas para constatarlo. Y la próxima será la escuela concertada. Pero antes ya lo han hecho, la neutralidad del estado en materia moral y religiosa, la maternidad y paternidad, el matrimonio, la sacralidad del cuerpo humano, el sentido y dignidad de la vida, la familia, la conversión de la ideología de género en sus dos versiones, la del feminismo del patriarcado y la de las identidades LGBTI, en política de estado, siendo a la vez un emporio europeo de la prostitución y la pornografía. Mientras, la desigualdad y la pobreza siguen creciendo, el sistema educativo español a la luz de los datos es un gran fracaso, el envejecimiento aumenta, sobre todo a causa de la baja natalidad que condena el futuro de este país, la administración pública es muy deficiente, la partitocracia y la demagogia han usurpado la democracia, las instituciones del estado están en crisis, la gestión de la pandemia ha sido humanamente cruel, y un desastre en cuanto a resultados. La lista es larga y no voy a extenderme más. Todo esto es política, todo esto es fruto en mayor o menor medida de la política de la desvinculación. ¿Qué más se requiere para una llamada cristiana a la acción política? ¿Qué más ha de suceder?
- La cuestión por debatir no es si se debe hacer política como cristianos, es decir, si debemos contribuir al bien común, sino como debemos hacerla.
- ¿No es acaso una paradoja que para forjar una alternativa al sistema, alguien tan aparentemente lejos del cristianismo como Antonio Negri, deba recurrir como modelo, no a Marx, Lenin, o Trotsky, como sería de espera por sus antecedentes, sino a San Agustín y un poco a San Francisco de Asís, como hace en su obra Imperio? ¿Y nosotros desde el núcleo del hecho cristiano, y ante la crítica situación actual, no somos capaces de levantar una alternativa más fidedigna y mejor?