La incoherencia de Reyes Maroto

Josep Miró i Ardèvol

Vaya por delante una  afirmación rotunda, que enmarca todo lo que sigue: nadie puede juzgar a una persona y menos a su fe, porque esto corresponde a Dios. A partir de aquí vayamos a los hechos, porque sobre ellos sí que podemos tratar y opinar sobre determinados actos, compromisos y palabras. Leer más.

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