Constatamos que la sociedad catalana y española es cada vez más plural en cuanto a la diversidad de religiones. Hemos pasado de una práctica de identificación entre religión y catolicismo a una diversidad que se hace visible en todas partes. Al mismo tiempo, esta visibilidad hace que se hable más sobre las diversas religiones, y no siempre positivamente. La libertad de expresión permite opiniones, juicios de valor y, obviamente, comentarios también sobre el hecho religioso. Pero en los últimos tiempos bastantes hechos y comentarios han suscitado conflictos y polémicas sobre la libertad de expresión y ciertos dedos y hechos que consideramos fomento del antisemitismo, la islamofobia, la cristianofobia u otras fobias religiosas.
Como representantes de las principales religiones presentes en nuestro país queremos aclarar algunos de estos temas.
Afirmamos:
– que la libertad de expresión es un bien preciado que ha costado siglos y la lucha de millones de personas para instaurar en nuestras sociedades democráticas y no tiene nada de extraño que la defendemos como un bien común.
– que, sin embargo, la libertad de expresión no es el único derecho que disfrutamos los humanos. Existe también la libertad religiosa, que incluye sea la libertad de creer, expresar … (es la dimensión activa), sea la libertad de no ser perseguido, insultado, vejado en las creencias religiosas (es la dimensión pasiva, sobre la que hablamos aquí).
– que el sentimiento religioso, las creencias religiosas, son uno de los aspectos o dimensiones fundamentales de las personas, que vertebran, dan sentido, crean formas de ser, tocan lo más profundo del ser humano, y hay que cuidar este bien en beneficio, también, de toda la sociedad.
Por lo tanto, como GTER, entendemos que:
Se trata de aunar dos derechos, las dos libertades. Es evidente que hay momentos que chocan, que se solapan, a dilucidar donde se pone la frontera o los límites. ¿Se puede decir de todo contra las religiones? Por su parte, ¿las religiones lo tienen que aguantar todo? Desde un punto de vista ético la respuesta es negativa: no todo vale. En primer lugar, por razones de convivencia y de respeto mutuos. Los seres humanos no somos sólo un «yo» aislado e independiente, sino que somos también nuestra «circunstancia», se tendrán en cuenta los otros, el prójimo. No se pueden crear tensiones inútiles, gratuitas, y por tanto inadmisibles. No es este el camino para curar heridas, sino que las profundiza. A menudo tenemos una doble vara de medir. Por un lado se criminaliza el racismo, la homofobia, el negacionismo; no nos permitimos reír del hambre, la pobreza, las violencias de género, los enfermos. Hay temas intocables. Pero, por otra parte, excusamos todas injurias a la religión: todo se considera permitido. La transgresión es propia del arte, del humor y en general de la cultura actual.
Por ello, en la relación a la libertad de expresión y la práctica religiosa encontramos que:
- En el Artículo 20 de la Constitución Española vigente dice que «se reconocía y proteger los Derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier Otro medio de reproducción.» Y matiza o limita este derecho diciendo: «Estas libertades tiene su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen ya la protección de la juventud y de la infancia».
- La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa «condena públicamente el uso de la incitación a la violencia, así como todas las formas de discriminación y de intolerancia en temas religiosos» (29 de enero de 2015).
- El Consejo del Audiovisual de Cataluña decidió «rechazar que, en virtud de la libertad de expresión, se emitan apelativos o expresiones formalmente injuriosas desconectadas de la crítica legítima e innecesarias para el mensaje que se quiere difundir que pueda producir un daño injustificado al prestigio de las instituciones religiosas oa la dignidad de las personas que las representan. «
- El Tribunal Europeo de Derechos Humanos cree que las religiones no pueden esperar quedar libres de crítica, pero pone límites en la difamación, el acicate al odio y la violencia y la discriminación.
No hay duda, pues, que desde el punto de vista de los principios razonables de una ética individual y social, todo el mundo reconoce que la libertad de expresión tiene unos límites.
En cambio, desde el punto de vista legal o penal, las leyes de los países democráticos, aunque afirman que hay límites a la libertad de expresión con respecto al tema religioso (la vejación, la injuria o el discurso del odio), muy difícilmente los tribunales emiten sentencias condenatorias por estas causas, porque se buscan atenuantes y eximentes.
Y como conclusión, el GTER, consciente de lo que hemos expuesto aquí, hace tiempo que está dedicando esfuerzos a denunciar y tratar de encontrar remedio a las fobias hacia las religiones y se compromete a priorizar aún más a partir de ahora sus esfuerzos, incluso se hubiera por vía judicial, para trabajar en la defensa de este aspecto fundamental de la dignidad humana. Como representantes de las religiones en Cataluña tenemos todo el derecho y, no hace falta decirlo, el deber, por el bien de nuestra sociedad plural y que queremos conviviente y en paz.
Y por eso firma el manifiesto:
Los miembros del GTER (la Iglesia Católica, la Iglesia Evangélica, la Iglesia Ortodoxa, la Comunidad Judía y la Comunidad Musulmana) y de otras religiones del Consejo Interreligioso como la comunidad Hindú, la Fe Bahá’í, la comunidad Sikh y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días.