Miriam Esteban (ForumLibertas.com)
Se ha presentado en Barcelona un movimiento de carácter sustancialmente nuevo porque persigue actuar en el plano cultural y también político sin ser un partido y con una denominación cristiana: Corriente Social Cristiana (CsC).
Se trata de un estímulo para unir cristianos de distintas realidades y tendencias políticas. Con ello se busca promover de una manera firme que la Doctrina Social de la Iglesia sea aplicada en los distintos ámbitos de la sociedad actual.
El acto de presentación tuvo lugar el pasado 3 de febrero en el Aula Magna de la Universidad Abat Oliba de Barcelona. Entre los asistentes se podían encontrar personas de muy diversas índoles: personas del mundo educativo, otras interesadas en la política y en la economía, gente que ha llegado a la fe recientemente o la ha avivado en encuentros como Emaús, Cursillos o Alpha, veteranos socios de e-Cristians, activistas provida y profamilia….
Todos ellos movidos por un objetivo común: intentar transformar las cosas moviendo a los católicos a participar en la vida pública desde la Doctrina Social de la Iglesia. De esta modo, se busca evitar la cancelación de la denominación cristiana en la vida pública por propios y extraños. Aunque la orriente nace en Barcelona y tiene presencia en otras zonas de Catalunya, se espera que su influencia y actividad crezca también en otras zonas de España.
La jornada comenzó con una misa en la capilla de la universidad, tras la cual condujeron el encuentro Josep Miró i Ardèvol, presidente de e-Cristians, y miembros del equipo promotor de La Corriente, la profesora Maria Pilar Ruiz, el publicista Albert Solé, Carles Ros Arpa (miembro de la Comisión Ejecutiva de e-Cristians, abogado y funcionario municipal) y el profesor de Empresariales y delegado de Evangelización de la diócesis de Vic, Remigi Palmés, entre otros.
Su planteamiento es muy lógico
Josep Miró i Ardèvol dejó patente la importancia de la unidad entre cristianos y personas preocupadas por la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Abogó por una economía más justa, por una mejora en la participación democrática, y por las libertades de las familias. «La Corriente no ha venido a hacer teoría ni grandes discursos, sino para actuar con la voluntad de transformar la sociedad», aseguró.
El cristianismo es una fe, es decir un don, que unos poseen y otros no, pero que ha desarrollado una cultura de un potencial extraordinario que se dirige a la razón de cada persona y que puede ser aceptada o rechazada en nombre de esta razón, y de eso se trata. Esta cultura posee la concepción holística alternativa más completa que hoy existe, la doctrina social cristiana, que no es un programa, sino un conjunto articulado de principios fines y fundamentos que pueden aplicarse de maneras distintas.
De esa aplicación de la doctrina social de la iglesia, que hoy es la gran carencia, hacen bandera en la presentación de la Corriente Social Cristiana. Sus iniciativas surgen para llevar las aplicaciones de la doctrina social cristiana a la política, y por extensión a toda la vida pública. Es, por tanto, una acción que se da en ambas caras de la moneda, la cultural y la política. No intentan presentar presupuestos cristianos por la puerta de atrás, algunos incluso solo presupuestos desde la fe, escondiendo la poderosa alternativa cultural cristina, por temor a cómo serán acogidos, sino que reclama para esa concepción, para el humanismo cristiano, el de ser la mejor alternativa para la policrisis actual, propiciada por la ideología dominante radicalmente laicista, hasta llegar a la negación de toda referencia a Dios en la vida pública, en nombre de la neutralidad; el ateísmo como neutralidad.
La idea más verdadera y revolucionaria es que sus soluciones no prosperarán porque se adjetiven de cristianas, sino porque son mejores. Pero tampoco ocultarán, sin caer en la ostentación, que su fundamento surge de aquel humanismo.
La presentación de La Corriente anuncia el principio de un camino que tendrá su próxima cita en el Congreso Constituyente, aunque su acción de acuerdo con las declaraciones formuladas ya ha empezado. La Presentación convocó a más de 300 personas y ya cuenta con mas de 360 inscritos.
El movimiento ha surgido de la II Asamblea Cristiana impulsada por e-Cristians, celebrada ahora hace más de un año, se declara como una organización no confesional, fundamentada en la cultura cristiana, y llama a participar a cristianos y a aquellas otras personas que compartan sus mismo fines que, junto con los objetivos, figuran en la primera declaración hecha pública, y que posee una entidad y nivel considerable, poco frecuente en los textos con fines políticos.
La Declaración
La declaración fundacional afirma que la Corriente Social Cristiana «se fundamenta en la dignidad de la persona y la promoción de sus derechos, la libertad religiosa, la igual dignidad de los hombres y mujeres la protección de la familia, los principios de solidaridad y subsidiariedad, el bien común, el destino universal de los bienes, la preservación de la naturaleza y la participación ciudadana».
El objetivo de la Corriente Social es participar en la vida pública e influir, no formando un partido político (aunque hablará con los políticos, les intentará dar ideas buenas y criticará las ideas malas) sino impulsando una movilización social «para construir una civilización basada en la verdad y el amor».
El grupo está formado por personas de diversa procedencia cristiana, cuya principal característica, como definía uno de ellos, es que no son famosos ni proceden de la vida política, con la excepción del presidente de e-Cristians, Josep Miró i Ardèvol.