La madrugada de este 1 de enero, mientras dormía, nos ha dejado Giorgio Chevallard. Ya está en la casa del Padre disfrutando de la alegría eterna. Su pérdida es dolorosa para su esposa, hijos y nietos; para los suyos, a quienes acompañamos con nuestra amistad, sin olvidar que ha sido bienaventurada para él y también para nosotros. Su pérdida nos da un amigo que está cerca de Dios, a quien entregó tanto tiempo y esfuerzos, que nos ayudará porque ha compartido con nosotros ilusiones y fatigas.
Su actividad y acierto incasables se traducen ahora en una gran pérdida para e-Cristians, de cuya Comisión Ejecutiva formaba parte por elección desde la reciente Asamblea de diciembre, y para La Corriente, en la que se ha ido implicando con tanto acierto y tanto entusiasmo.
Cuando se produce una pérdida de este tipo y de forma tan repentina, nos puede invadir el desconcierto, el desánimo, la tristeza. Lideraba, junto a Diego Giordani, el movimiento Comunión y Liberación en Catalunya, y ninguna de esas actitudes tan alejadas de su forma de hacer le gustarían. La mejor manera de rendir homenaje al amigo y de servicio a la Fe que profesamos, es asumir todos nosotros su impulso creador, su compromiso, su trabajo y trabajar para llevar a buen puerto la iniciativa de La Corriente, trabajando para que la presentación del día 3 de febrero sea un éxito que podamos dedicarle.
Ha sido la primera baja en nuestro camino y ciertamente que no será la última. Cada una debe ser un impulso extraordinario para la construcción con fe del instrumento que debe transformar nuestro país.
Ciao Giorgio e a dopo, caro amico.