Que hable el gran mudo ahora y en todo lugar

Josep Miró i Ardèvol

Sería injusto decir que la Iglesia en España no habla desde unos años a esta parte. Lo hace, sobre todo mediante documentos que la inmensa mayoría de la gente no ve ni conoce, que apenas son difundidos de manera regular y habitual por los canales que la propia iglesia posee. Se desaprovecha en gran medida el hecho de que cada domingo cientos de miles de personas durante diez o quince minutos escuche las palabras de su párroco en la homilía, un lugar privilegiado para practicar, a pesar de todas las tecnologías existentes, el método de comunicación más eficaz que existe: el boca oreja. Leer más.

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