Escriu a la Defensora del Lector d’El País per negar-se a atendre la nostra petició

Sra. Soledad Alcaide: Su respuesta a los escritos solicitando una información de su periódico honesta en relación al Informe del Defensor del Pueblo es absolutamente decepcionante y no defiende los intereses del lector, sino a la campaña de su periódico. 1º. No se trata, como cita Ud, que “el Defensor del Pueblo ha preferido no hacer un cálculo en números redondos”. Eso no figura por parte alguna. Lo que sí figura es la advertencia en la página 35 que dice textualmente: “señalar que la Comisión Asesora considera que no ha formado parte de su cometido hacer un cálculo del número de personas afectadas por abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica. Ni siquiera se ha propuesto realizar una aproximación a esta cantidad”. Eso es lo que le pedimos que informen en su periódico, y se resiste a hacerlo porque desvirtúa todo sentido a proyectar un cálculo a partir de unas cifras que los autores afirman que no están concebidas para aportar ninguna cifra. 2º. La falacia de su escrito radica en la causa implícita, en por qué el Informe advierte de no traducir en cifras la encuesta. Con carácter general, porque es una encuesta y es un instrumento no pensado para este fin tal y como está planteado. Pero, segundo y totalmente decisivo, porque el margen de error aplicado al grupo de sacerdotes y personas vinculadas a instancias eclesiales del 1% es demasiado grande para el tamaño de la submuestra que en términos absolutos son 50 casos en los sacerdotes, 40 casos en los seglares sobre un total de 8.000 entrevistas. 3º. Recordarle que el propio responsable de la encuesta, el Presidente de GAD3, Narciso Michavila, ha declarado públicamente que su cálculo es “un delirio estadístico”. Tiene la obligación de atender al Libro de Estilo de El País, “el periódico debe ser el primero en subsanar los errores cometidos, y hacerlo lo más rápidamente posible y sin tapujos” (cf. 1.55, pág 35). Y añade el manual que “cuando se comete un error, se reconoce llanamente, sin recursos retóricos” (Cf 1.56, pág 35). Si con todo esto no se atreve a impulsar una rectificación que considere estos aspectos, poca defensa del lector hace y malparada deja la deontología de su periódico. Reciba un cordial saludo.

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