¿Están preparando la legalización de la pedofilia?

Apreciado amigo/Apreciada amiga de e-Cristians:

Pese a que existe el diario de sesiones y que las palabras dicen lo que dicen, se ha volcado mucha tinta de calamar sobre las declaraciones de Irene Montero en relación a los niños, hechas en sede parlamentaria. Para que no haya dudas, reproduzco a continuación la frase polémica y que cada uno saque sus conclusiones: «La educación sexual es un derecho de los niños y de las niñas (aquí en esta primera parte de la frase no había niñas») independientemente de quienes sean sus familias, porque todos los niños, las niñas, las niñas de este país tienen derecho a conocer su propio cuerpo, a saber que ningún adulto puede tocar su cuerpo si ellos no quieren y que eso es una forma de violencia . Tiene derecho a conocer que puede amar, tener relaciones sexuales con quienes las dé la gana basadas, eso sí, en el consentimiento y esto son derechos que tiene reconocidos«.

Lo que se desprende de las frases son dos cuestiones muy claras:

La primera, que la educación sexual en la escuela es independiente de lo que crean los padres y aquí se está vulnerando de forma flagrante el derecho constitucional a la educación familiar y religiosa de los hijos.

La segunda afirmación que hace es que los niños y niñas pueden tener «relaciones sexuales» con quien quieran, siempre que haya consentimiento. Esta afirmación es pura y simplemente una exaltación de la pedofilia y una reivindicación que se remonta a los años 70 del siglo pasado de liquidar toda limitación por edad (lo llaman discriminación) para mantener relaciones sexuales, de modo que una niña de 10 años pueda mantenerla con un adulto de 30 si la niña está de acuerdo.

Pero es que todavía existe otra cuestión relacionada con este punto. El Código Penal define como delito todo tipo de relación sexual de ese tipo. La ministra Montero, que tuvo ocasiones para matizar sus declaraciones, al contrario continuó insistiendo. Ahora también en sede parlamentaria, y con motivo de una interpelación, literalmente ha dicho: «qué hacemos para que los niños puedan amar a quienes quieran y para que no se conviertan cuando sean mayores en agresores basados ​​en una cultura de la violación» . La ministra Montero, deliberadamente o porque su mente responde a estos parámetros, confunde la educación afectivosexual con una relación y entrenamiento de los menores para la práctica sexual. Además considera que si no se hace así, lo que se hace es fomentar una cultura de la violación. Es necesario tener una mente realmente muy retorcida para establecer este tipo de asociaciones. En todo caso está claro lo que ha dicho la ministra y resulta del todo evidente, a pesar de que el secretario de la CEE, y cabe decir que no entendemos demasiado bien el porqué, intenta justificarla acogiéndose también al criterio de la mala interpretación.

Quisiéramos recordar que la pedofilia ha sido excluida de las filias que formaban parte del catálogo de problemas psicológicos a tratar por la OMS y la asociación de psiquiatría de EEUU. Es exactamente lo mismo que ocurrió hace años con la homosexualidad y mucho tiempo después con la transexualidad. El resultado está a la vista. Se ha legalizado el matrimonio homosexual, quedando la decisión del sexo fuera de cualquier interpretación objetiva y queda en manos de la voluntad del sujeto, sin siquiera tener que presentar ninguna característica visible de su cambio.

El planteamiento de la ministra Montero puede anunciar, antes de terminar esta legislatura, una nueva iniciativa por parte de su ministerio que sería la legalización de la pedofilia, naturalmente con otro nombre, a base de despenalizar todo criterio que limita por edad las relaciones sexuales. Sería un paso más en la línea de dinamitar la naturaleza humana y la antropología que ha construido nuestra civilización.

Por esta razón, hemos puesto en marcha una primera iniciativa que no será la última, para que, por medio de nuestro sistema de alertas, hagáis la petición a los portavoces de los diversos grupos parlamentarios en el Congreso para que exijan la dimisión de la ministra.

Nuestros niños y niñas, nuestros jóvenes están sometidos a una acción creciente, en la que la escuela tiene un papel muy importante, dirigida a una sexualización parcial y prematura, algo absolutamente coherente con lo que es el fundamento de la sociedad desvinculada: la realización personal por medio de la satisfacción del deseo, principalmente el sexual, por encima de cualquier otra consideración. Debemos detenerlo.

Aprovecho la ocasión para reiterar mi invitación de la pasada Carta Semanal a que participéis en la sesión del Club de Lectura del 18 de octubre dedicado a Alasdair McIntyre ya su obra fundamental «Tras la virtud». Puedes inscribirte aquí.

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