dos años eutanasia

Declaración e-Cristians: Tras dos años de eutanasia y control más que dudoso, ¡deroguemos la ley!

La Ley de Eutanasia en España cumple dos años, y la opacidad de esta práctica es tal que ni siquiera se sabe cuántas víctimas ha causado, ni es fácil comparar territorios para detectar cuáles son más proclives a ella, es decir, cuáles son más «de gatillo fácil». Desde la Asociación e-Cristians queremos hacer una valoración de estos dos años.

  1. Descontrol en la contabilidad de muertos.

Se prometió un «estricto control» sobre la eutanasia, pero en sus primeros dos años no se sabe ni cuántos muertos ha causado. El Ministerio de Sanidad ha dicho a las agencias de prensa que en los primeros 18 meses, murieron por eutanasia o suicidio asistido por médicos «al menos» 338 personas. Las asociaciones pro-eutanasia en cambio dicen que en esos 18 meses fueron 370 los enfermos a los que se mató con esta práctica, y que la han solicitado 1.000 personas. ¿Cómo puede ser que bajo el «estricto control» que se nos prometió haya 30 muertos de diferencia?

Pero al menos hay unas cifras orientativas, y no parecen inmanejables: ¿no puede un país como España, con el arsenal terapéutico de la medicina moderna y una potente Seguridad Social, ofrecer una atención a esas 1.000 personas que no sea matarlas?

  1. Falta de prevención del «gaslighting».

La falta de control afecta a otros aspectos. Por ejemplo, no sabemos qué capacidad tienen los comités de eutanasia de cada comunidad -cada uno tiene reglas distintas- para detectar casos de «gaslighting», es decir, aquellos en los que parientes o herederos suavemente orientan al enfermo, cansado y vulnerable, hacia la eutanasia. Al menos sabemos de un caso en Valencia en que las hijas pedían la eutanasia para su madre anciana con Alzheimer, que ni sufría ni sentía dolores. Al menos en este caso, se detectó, llegó a tribunales y se impidió. Pero puede haber otros en que sí se eliminara al enfermo.

Los requisitos de la ley para acabar con el enfermo («padecimiento grave, crónico e imposibilitante, o una enfermedad grave e incurable, que causen un sufrimiento físico o psíquico intolerable») son elásticos y difíciles de determinar. ¿Cómo se concretan en cada comité eutanasiador autonómico? ¿Alguien lo compara?

  1. Falta de garantía de que la muerte llega sin sufrimiento.

Otro ejemplo de falta de control: ¿de verdad la muerte por eutanasia se produce sin dolor? ¿Quién y cómo se asegura? Hay que tener en cuenta que en muchos casos se empieza aplicando un veneno paralizante a la víctima, a veces el mismo que se usa con condenados a muerte en EEUU. Si el paciente sufre angustia en sus últimos minutos, al sentir como se ahoga lentamente o se inundan de secreciones sus pulmones y garganta, no puede expresarlo. Pedimos transparencia y garantías y que se detallen los métodos de muerte y sus niveles de sufrimiento. Por supuesto, las víctimas ya murieron y no se pueden quejar.

Estas eutanasias se pagan con dinero de todos los españoles, incluyendo los que lo consideramos una aberración ética y médica que debe abolirse cuanto antes. La gente ha de entender los conceptos: eutanasia es cuando un médico, o una enfermera dirigida por un médico, mata a alguien, por lo general usando un veneno. Suicidio asistido es cuando unos médicos entregan al suicida el veneno para que se suicide él. La Ley española de Eutanasia recoge ambas modalidades: consiste en personas que quitan vidas humanas, a veces la suya, otras veces la de otros.

  1. ¿Cómo afecta esta práctica al eutanasiador?

No es lo mismo un sanitario eutanasiador, que uno que no es eutanasiador.

Los eutanasiadores, los que quitan la vida a los enfermos, al día siguiente vuelven a su consulta después de haber roto ese tabú humano y médico, y reciben nuevos enfermos, asustados o agotados, que se ponen en sus manos, manos que ya han matado, manos que nunca volverán a ser las mismas.

Víctimas no son solo los muertos. También lo son los eutanasiadores: su experiencia sanitaria queda marcada para siempre. Antes cuidaban y a veces curaban. Ahora, lo saben ellos y sus compañeros, hacen algo nuevo, algo que los médicos no hacían desde Hipócrates: ahora también matan.

Sabemos, por estudios en otros países, que practicar eutanasias afecta a los eutanasiadores. ¿Cómo afecta a los sanitarios eutanasiadores en España? Y ¿no tiene derecho el paciente a saber que el sanitario que le atiende ha roto en una o varias ocasiones el mandato hipocrático de no matar pacientes?

  1. ¿Cómo afecta esta práctica a parientes y amigos?

Víctimas son también los parientes y familiares, cuyo proceso de duelo, dicen los psicólogos, no será normal. Algunos se sentirán cómplices de un homicidio, quizá con razón. Otros pensarán que podrían haber hecho algo más y mejor por sus seres queridos.

Si el suicida se fue sin avisarles, sentirán que se les hurtó la posibilidad de hacer algo bueno, de ayudarle de verdad, de ofrecer alternativas. Si el suicida se administró el veneno en el comedor de la casa, o en su dormitorio (con o sin sanitario al lado), ese lugar del hogar quedará siempre marcado para todos en la familia. ¿Hay alguien que contabilice estas víctimas, estas heridas perfectamente evitables?

Otros, amigos del eutanasiado, también enfermos, quedan atrás con una herida añadida. «A tu amigo le eutanasiaron, papá, fue muy bonito, había música y bombones», le pueden decir. La eutanasia es una oferta continuada, insistente, para cualquiera que sufre, incluso sin «gaslighting».

 

  1. Relación con el suicidio y la falta de paliativos.

Nos dijeron que la eutanasia era «necesaria» para evitar otros tipos de suicidios. Pero la realidad en todos los países con eutanasia es que allí aumentan los suicidios. También en España, tras 2 años de eutanasia, vemos un aumento de suicidios, y cabe esperar más.

Además, en estos 2 años España no ha avanzado en mejorar los buenos cuidados paliativos. La Mesa del Congreso y el Gobierno de Pedro Sánchez ni siquiera permitieron avanzar la ley de ayuda a enfermos de ELA, quienes denuncian que sólo se les ofrece la eutanasia.

  1. Si es «autodeterminación»… ¿por qué solo para enfermos?

En marzo de 2023, el nuevo Tribunal Constitucional, establecido con maniobras del Partido Socialista con jueces más que afines, dictaminó que la eutanasia es «conforme a la Constitución» y por 9 votos a 2, declaraba que hay «un derecho de autodeterminación para decidir de manera libre, informada y consciente» el modo y momento de morir en situaciones determinadas, con enfermedades terminales o incapacitantes.

Eso va incluso más allá de la ley y abre la puerta a lo que millones de espectadores vieron en la teleserie «El Juego del Calamar»: si estando viejo o enfermo puedo decidir matarme, ¿no puedo decidir hacerlo retransmitiéndolo, o en un concurso mortal, o en un espectáculo, ganando fama y dinero?

Y si hay tal supuesto derecho a la autodeterminación, ¿por qué limitarlo sólo a los enfermos? ¿Por qué no aplicarlo a cualquier suicida, a cualquier modalidad?

Es la pendiente resbaladiza, que roto el tabú hipocrático, en la cultura de las pantallas y el espectáculo, enseguida construye una terrible cultura de la muerte, y erosiona cualquier cultura de los cuidados.

  1. La buena ética médica: ¿sirve a la medicina o a los políticos?

Pedimos al Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom) que responda a esta pregunta: la medicina y los sanitarios ¿están al servicio de la salud del paciente y del arte médico, o al servicio de los cambiantes poderes políticos? ¿Puede un Parlamento decir que matar al enfermo está bien en un país y está mal al otro? ¿No es el buen arte médico más antiguo y noble que lo que deciden parlamentarios de moral dudosa? ¿Caducó Hipócrates porque lo dijeron unos diputados en algunos países?

Felicitamos al Colegio de Médicos de Madrid por su documento de ética médica presentado en Víspera de Reyes, recordando que «los médicos sabemos que hay cosas que no debemos hacer» y que «existe una moralidad intrínseca de la profesión».

También nos preocupa, como a este valiente Colegio, el «excesivo protagonismo de la Administración en la regulación del ejercicio de la objeción de conciencia, particularmente constatable en la creación de registros de objetores».

Todo buen sanitario, religioso o no, debería oponerse a la eutanasia. Los líderes de todas las grandes religiones en España (católicos, ortodoxos, protestantes, judíos y musulmanes) se manifestaron contra la eutanasia en un acto conjunto hace pocos meses.

Animamos especialmente a los sanitarios católicos a organizarse, apoyarse mutuamente y asociarse, a formarse en la buena ética médica y defenderla, y a participar en las Misas Blancas que se convoquen, para orar por su profesión, sus pacientes y la Cultura de la Vida y los Cuidados.

Proponemos como ejemplo a las comadronas del libro de Éxodo: el Faraón, poder político inmoral, les ordenaba impartir muerte, pero ellas desobedecieron y siempre impartieron vida. El pueblo de la vida vencerá al Faraón.

  1. e-Cristians exige la derogación de la ley de Eutanasia.

La Asociación e-Cristians es parte de la Asamblea de Asociaciones por la Vida, Libertad y Dignidad, que nació precisamente para plantar cara a la cultura de la muerte que se instaura con la eutanasia.

Nos reafirmamos en la declaración de enero de 2023 «Por la vida, contra las malas leyes»: «Exigimos la derogación de esta ley [de la Eutanasia], y que los cuidados paliativos alcancen a toda la población sin diferencias sociales ni de ingresos. Y reclamamos el ejercicio efectivo del derecho a la libertad de conciencia, para que los médicos que realmente cumplen con el juramento hipocrático, no se vean señalados y discriminados por los poderes públicos».

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