No seáis tibios

Apreciado amigo/Apreciada amiga:

Quisiera comenzar esta primera carta del mes de mayo, el mes de María, recordándoos dos compromisos con la Virgen de la Mercè:

El primero será el día 12 de mayo con la misa que celebramos para pedir su ayuda ante los estragos de la Covid-19. Será como siempre a las 19h. en la basílica de la Mercè.

La segunda cita es el miércoles 19 de mayo, también en la misma basílica de la Mercè, y en el marco del ciclo de conferencias que conjuntamente realiza con e-Cristians. En esta ocasión el tema no puede ser más apasionante: tratará sobre la ideología de género y lo hará una de las personas mejor preparadas en este ámbito como es Jordi Soley, de la Comisión Ejecutiva de nuestra organización. Si deseas penetrar a fondo en esta amenaza y en el tipo de respuestas que es posible dar, no puedes faltar a esta cita a las 19: 30h., del tercer miércoles de mayo.

El hecho de coordinar las actividades de la Asamblea de Asociaciones por la Vida, la Libertad y la Dignidad, me ha llevado a mantener reuniones con el portavoz de salud en la asamblea de Castilla y León, con los consejeros de sanidad de Andalucía y de Galicia. También mantengo una continuada relación con monseñor Mazuelos, obispo de Canarias y presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la CEE, que es quien coordina por parte de esta, todos los aspectos relacionados con la eutanasia.

A medida que se desarrollan las actividades, se puso de manifiesto que, en una primera instancia, los temas clave están relacionados con la protección de los ciudadanos por un lado, y la de los médicos de otro. En el primer caso para evitar que una ley que además de tratar un tema malo es técnicamente muy deficiente (o quizá se ha querido que sea así para facilitar que sus imprecisiones permitan generalizar la aplicación de la muerte). La principal garantía en este sentido para los ciudadanos es la acción en dos ámbitos diferentes, pero que convergen en la finalidad. Por un lado la generalización del documento de últimas voluntades en el que cada persona haga constar que reclama los cuidados paliativos y la atención y acompañamiento necesario, la asistencia religiosa, y rechaza el encarnizamiento terapéutico y la eutanasia. El otro es conseguir que los equipos y servicios de cuidados paliativos estén al alcance de toda la población, en las condiciones adecuadas para garantizar sus resultados, que no son otros que evitar el sufrimiento.

En relación con los médicos, hay que apoyar todas sus iniciativas tendentes a que los llamados objetores, en realidad aquellos que cumplen con la deontología profesional, no formen parte de ninguna lista de la administración absolutamente controlada por la partitocracia, a la vez que sean los médicos que voluntariamente se apartan de esa deontología los que están dispuestos a matar los que se ofrecen voluntarios para llevar a cabo esta acción.

Quiero apuntar también que, aunque en el texto no sale ni siquiera la palabra suicidio, esta es una ley que lo legaliza y hace posible, ayuda a quien lo quiera practicar. Es otro hecho terrible porque precisamente esta es una plaga que está creciendo entre nosotros, especialmente en la gente joven. Ya me diréis cómo se pueden hacer campañas de prevención contra el suicidio cuando la legislación considera que es un derecho. Es una de tantas contradicciones en las que incurren una política y unos gobiernos que han hecho de la muerte la gran solución.

Os ruego que seáis activos, que acojáis las iniciativas, las difundas, y participes. El mundo no lo transforman los tibios que serán vomitados en el último día, sino aquellos que correspondan a la bondad de Dios y su amor en la acción concreta.

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