Apreciado amigo/Apreciada amiga:
Una cuestión que no es nueva, pero que cada vez aparece con más fuerza, es la de los gobiernos locales, autonómico y también español, que con sus iniciativas incentivan la pornografía. Pero antes de eso permitidme que reitere una llamada absolutamente necesaria. Hace referencia a un tema capital como es la eutanasia.
Si los cristianos aceptamos pasivamente que el estado legisle, que una de sus misiones es que sus servicios públicos, concretamente los sanitarios, puedan matar legalmente a la gente habremos destruido uno de los últimos fundamentos de nuestra civilización, que tiene sus raíces, cada vez más débiles, en el cristianismo. Que esto lo haga de acuerdo con la voluntad de la persona no quita para nada la desviación monstruosa de la finalidad del estado, que debe ser la del bien común y que en este caso significa ayudar a vivir en todos los sentidos, también el moral y el espiritual, en las mejores condiciones posibles. Cuando un estado autoriza el matar, la humanidad retrocede, bien sea que lo haga para protegernos de los «muy malos», y eso era la pena de muerte, bien sea porque no permite nacer a los seres humanos engendrados, bien sea porque mata a las personas por razones «humanitarias». Cuando el estado legaliza el matar está empujando a una parte de la población, la más débil, la más «inútil», a morir. Y que no se diga que es para evitar los sufrimientos. Esta tesis es doblemente falsa. Primero porque los cuidados paliativos en España son muy insuficientes, como lo reitera Sociedad Española de Cuidados Paliativos, y también porque en las actuales circunstancias la única alternativa a la eutanasia para la gente que sufre es el sufrimiento, y eso no es una opción. Evitar el sufrimiento significa exactamente eso, y no matar, que es en todo caso una solución veterinaria: matar al animal para que no sufra. Hay que explicar en términos concretos la inseguridad personal que la nueva legislación determinaría si llegara a aprobarse. Hay que aclarar malentendidos como los que se producen, incluso entre los cristianos, que confunden eutanasia con cuidados paliativos. El acto de la eutanasia es matarte. El cuidado paliativo tiene como fin evitar que sufras, no que te mueras como consecuencia inmediata de esta acción.
Sólo una gran campaña en Cataluña y en toda España nos permitirá combatir el poder de la cultura de la muerte. La hemos empezado junto con otras asociaciones. Necesitamos que crezca y se haga más fuerte. Para lograrlo no hay ningún secreto. Requerimos dos cosas: colaboraciones y trabajo, presencial y en las redes, y dinero.
Ahora en concreto necesitamos 7.400 euros para producir tres vídeos y llegar a través de la red a 150.000 personas. A 7 de octubre no llega a 600€ los que llevamos recogidos. Si estás contra la eutanasia, si estás por la cultura de la vida, te pido que contribuyas económicamente con la cifra que sea, pero que lo hagas. Puedes hacerlo efectivo aquí.
Y si puedes, participa y apúntate al grupo de la eutanasia aquí, que antes de ayer, 6 de octubre, llevó a cabo la primera reunión que tendrá continuidad en semanas sucesivas.
Retomo el hilo del comienzo de la carta: la iniciativa de los poderes públicos favorables a la extensión de la pornografía especialmente en los menores. Un pésimo ejemplo en este sentido es la página web del Departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de la Generalitat de Cataluña. Entra y mira, verás cómo de increíble es en que se gastan nuestro dinero y cómo se dedican a adoctrinar a los adolescentes para incitarles sexualmente, y normalizando la pornografía a la que con facilidad la mayoría de ellos están accediendo. También puedes ver aquí como distorsionan la sexualidad y se esfuerzan en dar prioridad a las relaciones homosexuales.
Como padres y madres, como ciudadanos debemos responder a esta deformación que desde la fuerza de los poderes públicos se hace de manera creciente. La Comisión Ejecutiva de e-Cristians tratará sobre este tema para definir una respuesta en su reunión del 7 de octubre. En mi próxima carta semanal rendiré cuentas de lo que pensamos hacer. Mientras tanto, reflexiona sobre el hecho y piensa en cómo convertirte en un cristiano activo también en este ámbito.