Apreciado amigo/Apreciada amiga:
Dentro de pocos días, el 16 de julio, se producirá el decretado homenaje oficial para las personas que han muerto a consecuencia de la Covid-19. Es bueno que el país haga recordatorio de sus muertos y expresen su solidaridad con los vivos. También lo sería que este hecho no excluyera la dimensión religiosa que sobre todo en su vertiente católica, comparten la mayoría de las víctimas. Pero previo a este hecho hay otro que es determinante: el reconocimiento de la muerte y su dignidad, más cuando se produjeron multitud de circunstancias traumáticas en muchos momentos finales de estas personas, por la soledad con la que tuvieron que afrontar el paso definitivo a la otra vida, lo que pide un cuidadoso trato de todas ellas. Y el primer gesto de reconocimiento de esta dignidad pasa necesariamente por reconocer nominalmente a todos los muertos por la Covid-19.
En este sentido e-Cristians ha reclamado al gobierno con la declaración «No hay homenaje a las víctimas de la Covid-19 sin reconocimiento de las personas muertas» que actualice de una manera definitiva, clara y fiable, los muertos reales que han sucedido por la pandemia porque detrás de cada una de las cifras hay una persona con nombres y apellidos y esta persona, todas y cada una de ellas, se merecen el reconocimiento nominal. Todo el mundo sabe que la cifra de muertos que da el gobierno y que mantiene congelada está muy lejos de la realidad. Si este hecho no se subsana, el acto de homenaje se convertirá en un gesto de hipocresía para que se negará el reconocimiento de las personas realmente muertas. Contrasta esta actitud de ocultación con los legítimos esfuerzos para identificar nominalmente los muertos de la Guerra Civil que fueron enterrados de manera irregular. Reiteramos ello: la dignidad reclama reconocimiento.
Un segundo aspecto que quisiera remarcar esta semana es la continuada ofensiva de la coalición progresista que gobierna España contra la enseñanza concertada. Los acuerdos provisionales postulados por el gobierno en la Comisión de Reconstrucción excluyen los 2.000 millones dedicados a ayudar a la enseñanza a toda la escuela concertada. Además el texto señala explícitamente que parte de estos recursos irán a proveer plazas allí donde hagan falta, sobreentendiendo que esta falta no la cubre la oferta de la concertada. De este modo situará este tipo de enseñanza en unas situaciones muy difíciles para afrontar el futuro: por un lado las exigencias derivadas de la pandemia, por la otra la crisis económica que necesariamente afectará la disponibilidad de muchas familias para hacer frente a la cuota, y por último la voluntad de multiplicar la competencia de las plazas públicas sobre las concertadas.
Quiero subrayar que este modelo de escuela es la principal garantía para que sea efectivo el derecho constitucional a educar a los hijos por parte de los padres. Si la escuela concertada queda reducida a la mínima expresión o sólo está al alcance de las familias con ingresos elevados, este principio se convertirá aún en más papel mojado de lo que ya es en la actualidad. La gran cuestión es si debemos asumir pasivamente este escenario y forma de proceder de las autoridades que afecta a uno de los fundamentos de nuestra sociedad porque está vinculado al papel de los padres y la familia. Hay una clara acción del estado para apoderarse de la educación de nuestros hijos, es decir de sus mentes, contraviniendo un principio fundamental de un estado de derecho que es el de la neutralidad del gobierno en este terreno. ¿Podemos aceptar que los gobiernos se transformen en un agente ideológico que tiene como finalidad formatear las mentalidades de los ciudadanos empezando por las de los niños?
e-Cristians considera que estamos ante un enfrentamiento decisivo y que permanecer pasivos es renunciar a los valores cristianos y al derecho de nuestras familias. Por esta razón os llamamos a participar activamente en nuestras iniciativas.
¡¡¡Seamos cristianos activos!!!
