El gobierno español quiere celebrar un acto solemne en memoria de las víctimas de la Covid-19 el 16 de julio, pero será un acto carente de verdad y de transparencia, si previamente no revela y reconoce a todas las personas muertas por la pandemia. No puede haber reconocimiento de las víctimas sin antes reconocer la cifra precisa de las personas muertas. Hay que recordar que son personas concretas las que han muerto y familias las que sufren el dolor de su ausencia. Hay que recordarlos nominalmente y no anónimamente. No queremos una especie de conmemoración al «soldado desconocido», porque los traspasados son personas concretas, Juan, María,… que el gobierno se niega a reconocer en su totalidad para disminuir artificialmente la cifra de muertos. La maniobra es demasiado evidente para no denunciarla, como patente fue también el cribado de las personas mayores (Declaración de e-Cristians, de fecha 9 de abril), a pesar de que existían dos mil plazas libres de UCI en el conjunto de España que no fueron utilizadas porque el mando único no lo consideró, y los trenes medicalizados por el traslado se quedaron en las estaciones.
Es evidente que hay muchos más muertos que los 28.322 oficiales. El mismo doctor Simón lo reconoce cuando asume que hay un exceso de mortalidad de 13.000 muertes más, una parte importante de los cuales lo son a causa de la pandemia. La razón de esta situación es que, en contra el criterio de la OMS, el gobierno no incorpora los muertos diagnosticados por Covid-19 pero sin PCR.
Al igual que con la Memoria Histórica, los muertos deben ser reconocidos como personas que son. Sólo que ahora no hay ningún esfuerzo especial para buscar y desenterrar cadáveres. Solamente el sencillo gesto de poner en la lista oficial los nombres de los muertos reales que el gobierno conoce perfectamente.
Reclamamos que antes del 16 de Julio el gobierno español haga público el número total de las víctimas y que el acto solemne de reconocimiento comporte el reconocimiento nominal de todos los difuntos y el acompañamiento en el duelo de sus familias. También reclamamos que junto con este acto de dolor compartido instauren las ayudas correspondientes a las familias a las que la muerte de la persona amada les ha causado dificultades económicas.
Queremos manifestar nuestro agradecimiento a la Conferencia Episcopal Española por su decisión de convocar un funeral por las personas muertas en esta pandemia y por el consuelo de todos sus familiares.